Vamos a poner algo un poco más consistente que las últimas ensaladas para terminar el mes... bueno, que sólo queda un día muy especial que aparece cada cuatro años.... Siempre que ocurre me pongo a pensar en la gente que nació un 29 de febrero y aunque no conozco a nadie que yo recuerde desde aquí os deseo felicidades a aquellos que habéis nacido en una fecha tan especial y que sólo podéis celebrar vuestro cumpleaños "de verdad, de verdad" cada cuatro años...
Vamos con la receta de hoy que resulta ideal acompañar con los restos de la botella del vino tinto que hayáis abierto para su realización... si digo que uséis un vino bueno no es para que lo dejéis muerto de pena en la nevera, no.. es para que os sirváis una copita para una mejor digestión de este plato tan sabroso.
Ingredientes para dos personas
*Para las carrilleras
4 carrilleras de cerdo
1 vaso (de vino) de vino tinto (abre uno bueno)
1 cebolla
3 dientes de ajo
1 guindilla (si te gusta alegre)
1 vaso (de agua) de agua ó caldo de carne ó pastilla de carne si usas agua
Una pizca de tomillo
Una pizca de romero
Sal
Aceite de Oliva Virgen
*Para las alcachofas
6 alcachofas
harina
1 huevo
sal
pimienta
Preparación
Limpiamos las carrilleras, salpimentamos y sellamos a fuego fuerte en una sartén honda o cazuela grande con un fondo de aceite de oliva. Bajamos el fuego al mínimo y añadimos la cebolla y los ajos finamente picados dejando que se pochen por espacio de unos diez minutos. Añadimos entonces el vino y a los diez minutos el agua con la pastilla de carne o el caldo de carne que tengamos. Añadimos la guindilla y las hierbas y dejamos a fuego lento por espacio de una hora y media o dos horas hasta que veamos que la carne está bien suave. Vamos añadiendo más líquido al guiso si vemos que es necesario. Perfecto para preparar con un día de antelación.
Por otro lado limpiamos nuestras alcachofas quitando todas las hojas exteriores hasta que nos queden las hojas más claras y ponemos a cocer en abundante agua hirviendo con sal; si tenemos muchas alcachofas por pelar las vamos poniendo en un cuenco con agua a la que habremos añadido unas hojas de perejil para evitar la oxidación. Las cocemos por espacio de media hora y las sacamos boca abajo sobre un paño para que vayan escurriendo el agua: con cuidado las exprimimos un poquito, las salpimentamos y las vamos pasando primero por la harina y luego por el huevo friendo las mismas en una sartén con abundante aceite de oliva bien caliente. Escurrimos sobre papel de cocina
Emplatamos y listo.
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